Mucha gente, especialmente de otras generaciones, cuando se plantea asistir a psicoterapia se preguntan si la terapia es adecuada para ellos. Y cuando todavía tienen resistencias se dicen a sí mismos «No estoy tan mal para ir a terapia», «la terapia es solo para locos», «Debería saber resolver los problemas por mí mismo».

¿Porqué acude la gente a psicoterapia?

Pues la gente va a terapia porque sufre (o hace sufrir a otros) y necesita de un profesional que le ayude porque los recursos con los que cuenta no son suficientes. Cuando tenemos un problema de otro tipo no dudamos acudir a una persona más experta en ese campo, bien porque tiene más conocimientos, bien porque en conjunto se trabaja mejor. Y llamaremos a una asesoría contable para realizar la contabilidad de nuestra empresa, asistiríamos a la consulta médica cuando tuviéramos un problema de salud física o contrataríamos un entrenador/ar para ayudarnos a ponernos en forma.

¿Y porqué tenemos tantas resistencias a admitir nuestro sufrimiento y pedir ayuda? Pues por una mezcla de cuestiones culturales. En primer lugar tenemos el estigma en salud mental.

El estigma en salud mental

El estigma en salud mental consiste en considerar que existe una cosa llamada «los locos». Que «los locos» son algo extraño, peligroso, de lo que mantenerse alejado o encerrar y que sólo podemos hablar de ellos si llevan mucho tiempo muertos y eran artistas relevantes. Ese constructo cultural es como el traje nuevo del emperador, que nadie pero tampoco se atreven a contarlo.

Nadie se atreve a señalar que cualquiera de nosotros podemos pasar una mala racha de salud mental, al igual que la pasamos con la salud física. Que 1 de cada 4 tendremos problemas de salud mental a lo largo de nuestra vida, y que existen fuertes condicionantes sociales en la salud mental, al igual que existen en la realidad física (desempleo, desahucios, desigualdad, pobreza…)

Y con esa bola que nos vamos creando, nos resulta más fácil hablar de la creatividad de Van Gogh o Frida Kahlo y hacer cómo que no escuchamos a la vecina de al lado llorar todas las noches, o que sentimos un agujero negro que nos devora cada vez que nos quedamos solos.

Ilustración dee Vilhelm Pedersen, para las primeras ediciones del cuento de Andersen (1820 – 1859) – English Wikipedia

Cuando asumimos que entre las opresiones del sistema se encuentra el estigma en salud mental, y que también nos afecta (además de a toda la gente a quienes etiquetan y a quienes discriminamos de muchas maneras) somos capaces de ver que la salud y enfermedad se encuentran en un continuo. Y conocernos nos ayuda a mejorar la agencia sobre nuestras propias vidas. Que cada persona sufre con distinta intensidad y con distintos síntomas, pero cada dolor único y relevante y toda persona es digna de ser amada.

Que cada persona sufre con distinta intensidad y con distintos síntomas, pero cada dolor único y relevante y toda persona es digna de ser amada.

Ya no puedo más

En una de mis canciones favoritas «Parva que Sou»,* el grupo portugués Deolinda relata como la precariedad laboral del día a día la va atrapando, haciéndola sentir culpable de no salir de la rueda, de no alcanzar los mínimos materiales que garantizan su existencia. Cuenta como va psicologizando y negando un dolor que es compartido por todos los demás, en vez de ser consciente de que los problemas grupales necesitan soluciones grupales. Llega a expresar que no se puede quejar porque «siempre hay alguien que está peor que yo en la televisión». Y te acabas sintiendo culpable por sentirte mal.

Por suerte, la cantante se plantea que ya no puede más, que no es tonta y que el problema es del sistema.

Autor: Adriao // Concierto de Deolinda en Monchique. 2009.

Cuando la gente dice basta, ya no puedo más es cuando se atreve a pedir ayuda, no desde lo que le falta, sino desde lo que necesita para estar mejor. Y en eso consiste un proceso terapéutico, un proceso de autoconomiento por parte de una persona que sufre y es experta en primera persona sobre su propia experiencia y un profesional experta en el área de psicología. Comprender qué parte de la narración es tuya, y qué parte viene de fuera. Desde una relación empática y profesional se van desgranando las causas del sufrimiento, y encontrando las maneras para remediarlos y nuevas herramientas -individuales o grupales- para enfrentar futuros desafíos.

Todo el mundo sufre, pero la gente que va a terapia se caracteriza porque son suficientemente humildes y valientes para saber cuando pedir ayuda a otra persona,

Lo que diferencia a la gente que acude a psicoterapia

En mi experiencia, todo el mundo sufre. Pero la gente que va a terapia se caracteriza porque son suficientemente humildes y valientes para saber cuando pedir ayuda a otra persona, y suelen contar una gran creatividad (con miles de formas de expresión) que les ayuda a encontrar nuevas maneras de expresarse y enfocar los problemas que les afectan. Y son capaces de hacer ese esfuerzo para ser mejores personas, lo que despierta toda mi admiración.

Si estás en esa fase que «ya no puedo más», no dudes en contactar con nosotras y pedirnos cita, ya sea para la terapia presencial en Madrid como para la terapia psicológica online.

P.D. La canción «Parva que sou», de Deolinda inspiró al movimiento portugués Geração a rasca contra la precariedad social y laboral, y fue uno de los precedentes inmediatos del 15m español. Es un precioso ejemplo de cómo una narración subjetiva e individual tiene una potencia brutal de explicar subjetividades y sufrimientos compartidos.

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