Es una de tantas película que comienzas a ver con el propósito de desconectar, quizás por su plan de marketing, público objetivo y orientación claramente comercial no esperas extraer ningún tipo de lección profunda.

Y me sorprendió. Es sin duda una película ligera, animada y positiva, dirigida a un público infantil. Pero esconde una profunda reflexión sobre el concepto de la felicidad.

Trolls: La película

En el mundo planteado por la película existen dos seres: los Bergens y los Trolls. Los primeros siempre están tristes, los segundos siempre alegres. Los primeros encuentran que la única manera de ser felices es comerse a los segundos. Así planteado parecería que hay unos seres destinados genéticamente a la felicidad y otros genéticamente privados de ella.

(Aviso Spoilers)

Pero conforme avanza la película, observamos que ese grado de felicidad es alcanzado mediante acciones deliberadamente planteadas para ello.

Así pues, los Troll suelen tener una fuerte cohesión grupal, que mantienen gracias a celebraciones colectivas (las fiestas) y narraciones identitarias (el libro de la protagonista). Además, intentan mantener relaciones interpersonales fuertes, como el amor, o los cuidados en general, utilizar la expresión artística,  técnicas de meditación y mantienen ideales morales fuertes que les dan sentido a sus vidas de manera individual (“Ningún Troll se queda atrás”, es el lema vital del padre de la protagonista”). Mantienen esperanzas de que el futuro será mejor, y entienden que los contratiempos serán parte de la vida.

Curiosamente también utilizan una de las cosas que los psicólogos cognitivos han identificados como necesarios para mantener una actitud positiva: los automensajes reforzantes. Eso es evidente en la canción de Poppy, que no niega que existan los peligros cuando pasa por el bosque, pero se da mensajes autoreforzantes constantes… “aunque tú me derribes, siempre me levantaré”.

Y ahora entramos en el terreno de la tristeza y la infelicidad. El personaje del Troll Branch, nos demuestra que pueden existir Trolls tristes, desconfiados y huraños. Con la evolución de la trama, aprendemos que este personaje no ha sido siempre así, sino que su tristeza y desconfianza es producto de episodios traumáticos en el pasado, que cuando consigue resignificar y superar se puede permitir volver a sentir la alegría.

Infelicidad autoprovocada

Y por otro lado cuando nos demuestran la vida cotidiana de los Bergen nos queda claro porqué no son felices. Evidentemente no sólo no llevan a cabo las actividades reforzantes que llevan los Trolls, y su única fiesta grupal se basa en provocar daño a otro grupo. Además, se ve que sus relaciones son agresivas y sin empatía, se autofustigan, destrozan la cultura, no cuidan su entorno ni la naturaleza, y piensan constantemente en la muerte.

¿Y cómo aumenta la resiliencia y felicidad de los Trolls?

Cuando uno de los personajes Bergen comienza a realizar de manera intuitiva algunas de las cosas que caracterizan a los Trolls es evidente que comienza a aumentar su grado de felicidad. No solo comienza a establecer relaciones intensas con otros seres (se enamora), sino que también comienza a hacer ejercicio. Y como desenlace los Bergen comienzan a aprender a ser felices de mano de los Trolls, sin necesidad de comérselos.

La película intenta hacer una reflexión somera de que la felicidad y la infelicidad no es algo que nos venga predeterminado biológicamente, sino que se puede construir

En definitiva, la película intenta hacer una reflexión somera de que la felicidad y la infelicidad no es algo que nos venga predeterminado biológicamente, sino que se puede construir. No cae en el positivismo barato de pensar que si piensas en positivo te pasan cosas buenas. Por el contrario, acepta que en la vida pueden pasar cosas malas, pero que incluso estas pasarán. Aunque haya episodios dolorosos y traumáticos que nos la borren de un plumazo, la ejecución de pequeñas tareas nos van sumando puntos de felicidad, y en especial, la relación con la comunidad.

Aunque evidentemente Trolls no es la séptima maravilla del cine, nos puede ayudar a hablar con nuestros hijos sobre temas como la felicidad y el bienestar y cómo construirla. Hablar con ellos es la mejor manera de ayudarles a construir sus habilidades de resiliencia, que es el mejor legado que los adultos podemos hacer.

Si te apetece seguir leyendo artículos como este, y seguir al día de nuestros eventos y promociones puedes darte de alta en nuestra newsletter gratuita.