Hoy una persona querida me ha contado una anécdota maravillosa. Y como la experiencia de la gente sabia y que ha vivido mucho siempre puede iluminarnos no he podido evitar compartirla.

Cuando esta mujer conoció a su marido, hace 50 años para ella era muy importante el día de conocer a sus suegros, era un día que marcaría el resto de su vida. Y viajó hasta un pueblo pequeño de la Mancha para conocerlos, en plenas fiestas del pueblo. Entre otras tradiciones interesantes durante las fiestas, la más llamativa eran los toros de fuego.

Los toros de fuego.

Antiguamente eran toros reales a los que se les ponían petardos y fuego en los cuernos y salían corriendo detrás de la gente. Por suerte con los años, el maltrato animal fue tenido en cuenta y se cambió los toros por una carretilla con forma de toro. Y durante todo el día le dijeron a la joven ¡Uhhhh! ¡Verás cuando venga el toro!.

Y cuando vino el toro… la joven se asustó tanto que corrió hasta salirse del pueblo, y acabó en lo alto del cerro. Estaba tan asustada y nerviosa que no sabía volver a encontrar a su pareja, ni la casa en la que se alojaba. Y por supuesto no había tecnologías de la comunicación para volver a conectar.

Y 50 años después.

Ahora cuando lo recuerdan se mueren de risa, y nos contagian la risa a los demás. Todos nos sentimos identificados en el nerviosismo de conocer a los suegros por primera vez o el miedo de imaginar que viene detrás de ti un toro de fuego.

Es una anécdota genial, aunque suponemos que en su momento debieron pasar muy mal momento.

La ansiedad como mecanismo para resolver futuros problemas.

Cuando estamos pasando una situación estresante, solemos centrar toda nuestra energía física y mental para resolverla. Nuestras hormonas se disparan, disparando la tasa cardíaca de nuestro corazón, preparando nuestro cuerpo para correr, alertando nuestros sentidos. Tenemos una reacción anticipatoria y funcional ante un posible peligro.

A nivel cognitivo también hay cambios. Entramos una lo que llamamos «visión de túnel» y centramos toda nuestra atención en resolver el problema. Y eso a su vez hace que nuestras emociones negativas se amplifiquen. Pero cuando la situación se alarga en el tiempo, necesitamos aliviar la ansiedad que nos genera, por nuestra salud y para ser capaces de afrontar más retos.

La regla 10-10-10 para aliviar la ansiedad actual.

Si quieres aliviar la ansiedad, prueba a ponerle perspectiva. Imagina como te afectará esta situación en 10 días, cómo te afectará en 10 meses, y cómo te afectará en 10 años.

Ponte en perspectiva: Imagina lo que como te afectará esta situación en 10 días, cómo te afectará en 10 meses, y cómo te afectará en 10 años.

Con un poco de suerte, lo que ahora es un mal trago, en unos años podrá ser una anécdota de la que reírse.

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