Este artículo pertenece a la sección "Comportamiento Digital", con la que colaboro en el programa de PostApocalipsys Nau de Radio Vallekas. Puedes consultar nuestra sección en El Salto Diario, Ivoox o descargar el podcast entero aquí:

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En las redes sociales leí:
“Aquí, en el lago donde pasamos tantos ratos juntos. Te echo de menos”. Y salía la foto radiante de una hija y su padre, bastante desenfocada y natural. Detrás se intuye como un lago.

Podría pasar por un post normal, excepto a quienes los conocemos y sabemos que el padre murió hace un año. Y leerlo nos desgarra un poco el corazón.

Reflexiones sobre la muerte digital

Pero ahora en la sociedad digital al morir se quedan nuestros perfiles colgados flotando por Internet, y surgen varias reflexiones que antes no teníamos:

• ¿Se heredan los datos, cuentas y contenidos que hemos creado en la red?
• ¿Deberían desaparecer al morir nosotros? ¿Debería marcarse que ya no existimos?
• ¿Qué pueden hacer los dolientes que se tropiezan constantemente con los recuerdos de sus seres queridos?
• ¿Podrían nuestros seres queridos acceder a otra parte de nuestra identidad digital que no conocían de nosotros?

El duelo en la época digital.

El duelo como proceso de elaboración de la pérdida de algo o alguien que queríamos es un fenómeno universal. Y que de manera normal nos producen dolor y que llevará un tiempo reelaborar la pérdida. Este proceso, aunque pueda parecer algo íntimo, también tiene una organización social que entre otras cosas permite elaborar colectivamente la pérdida.

No por por tanto de extrañar que cada cultura desarrolle rituales que se adoptan tras la muerte del ser querido que podrían ayudar a superar dicha pérdida. Desde el punto de vista antropológico el duelo tiene unas funciones a nivel social. Durkheim, estudió los ritos funerarios de los aborígenes australianos. Para este colectivo la expresión ritual de los sentimientos, particularmente en forma de obligaciones de duelo de los parientes, tendría además la función de comprometer la solidaridad del grupo.

Más cerca, en la Mancha de donde provengo -y en general la España rural-, los rituales de la muerte son una manera clara de unir a la comunidad. De la persona doliente se espera que cumpla unos rituales de vestimenta (de negro ) y comportamientos que se llama “Luto”.

Y durante el tiempo que dure el luto las personas cercanas sabrán que su dolor está presente y podrán ayudarle. Parte de esos rituales pueden pasar por guardar o deshacerse de los objetos de los fallecidos y solo quedarse con los más representativos. Como un retrato en el salón o un objeto significativo.

¿Pero cómo es el luto en el año 2019? En la ciudad veo a la gente incorporarse al día siguiente al trabajo tras la muerte de alguien cercano. ¿Cómo sabemos en redes sociales que esa persona todavía está elaborando la pérdida y necesita de nuestros cuidados?. No lo sé.

Facebook: Hace un año que…

Esta amiga que comentábamos al principio se estaba tropezando con estímulos digitales una y otra vez, por los recordatorios de Facebook. Y la manera de comunicarse con él, que comentábamos al principio era una forma de elaborar la pérdida, lo que es cada vez más frecuente (Leddy, 2019, ). El muro de el padre fallecido es una especie de altar-homenaje de toda la gente que añora, pero también está mezclado con un SPAM y publicidad muy molesto.

No es la primera persona a quien las redes sociales e Internet le pueden estar haciendo más mal que bien en este aspecto.

Un ejemplo de ello son las mujeres cuyo un embarazo que no llegó a término y que les siguen llegando los anuncios de bebés sonrientes para que compren pañales o biberones. Para quienes navegar por Internet se convierten en una auténtica tortura.

Como le pasó a Gilliam:

Y cuando como yo, millones de personas con el corazón roto hacen click de manera esperanzada en “No quiero ver este anuncio más” e incluso te preguntan “¿Porqué? Y cuya respuesta posible es “Esto no es relevante para mí” ¿Sabéis qué es lo decide vuestro algoritmo, Compañías Tecnológicas?

El algoritmo decide que una vez que has dado a luz, se asume el resultado feliz, y te inunda con anuncios de los mejores sujetadores para amamantar (Tengo hojas de repollo en los pechos porque es lo mejor que la ciencia médica puede ofrecerme para la subida de la leche). DVD sobre cómo conseguir que tu bebé duerma por la noche (Daría cualquier cosa por haberle llegado a escuchar llorar una vez), y los mejores cochecitos que crecerán con tu bebé (el mío pesará siempre 400 gramos). (Rusell, 2018)

O a Ekaterina:

“Ahora mismo pienso, ¿Cómo es posible que ellos hayan pensado esta campaña y no pensado en el daño potencial que pueden hacer a mujeres en mi situación. Los embarazos que no llegan a término son muy frecuentes. Marchitelli (2019)
Y más ejemplos son los recordatorios “Hace un año qué”… de Facebook o las campañas del día de la Madre o el Padre (Entenman, 2019).

Quizás deberíamos plantearnos que cuando las campañas de publicidad se dirigen a algo tan íntimo como nuestras emociones no son neutras, pueden generar también un daño potencial.

Dónde van tus datos de Facebook e Instagram cuando mueres

¿Alguien tenéis en vuestro grupo de amigos alguien que murió joven y tenía perfil en redes sociales?
No puedo evitar sorprenderme en cómo se convierte en una especie de altar incontrolado, y cuya gestión acaba suponiendo un dolor más de cabeza para los familiares más directos. Porque claro, ¿Quien especifica en su testamento que sus herederos pueden hacerse cargo también de las cuentas? ¿Se entiende que también son propiedades? ¿Qué pasa con los datos emitidos antes de la muerte?

Las plataformas evidentemente ya se han planteado esta cuestión, pues por ejemplo estudios sobre Facebook señalan que para 2069 habrá más perfiles de personas muertas que vivas. Por eso han comenzado a adaptarse y crear “Cuentas Memorativas, una especie de tumba digital donde los seres queridos podrán ir a recordar a sus muertos, como estaba haciendo mi amiga. A lo mejor en 2069 Facebook deja de ser una red social y pasa a ser el Cementerio de la Almudena.

Todo el resto de grandes empresas ya han establecido también normativas para estas situaciones (Pastor, 2015) . Y los despachos de abogados recomiendan crear un testamento digital con todos los activos digitales con los que contamos, un plan de acción y voluntades, así como designar personas al cargo. Por supuesto, han nacido varias empresas dedicadas a gestionar estos testamentos digitales Legacy Locker, Asset Lock, Cirrus Legacy o Secure Safe. Como no sé la validez de esas empresas, mejor consultáis a un notario -que es gratis y ¡para eso está!-.

Tipos de bienes digitales
• Financieros:datos bancarios, monedas virtuales, cuentas.
• Sociales: cuentas en redes sociales como Facebook, Twitter o Instagram.
• Sentimentales:archivos personales, como fotos o canciones preferidas.
Fuente: Gary Rycroft, The Law Society. UK.

La cuestión legal de a quién pertenecen los «bienes digitales» es algo más complicada porque varía según el país. (Blasco, 2019)

«En Europa, los datos pertenecen al individuo. Organizaciones como Facebook ‘custodian’ esos datos. Pero en Estados Unidos el enfoque es completamente distinto: las empresas son las propietarias«, le cuenta a BBC Mundo Gabriel Voisin, del departamento de Protección de Datos de Bird & Bird, un bufete de abogados internacional que asesora a empresas sobre temas tecnológicos.

Aún así, nos encontramos con el problema de que en términos generales, se «extinguen» los derechos de la persona cuando fallece, aunque «la ley ha tenido en cuenta que los familiares, herederos o terceros pueden ostentar cierto derecho sobre esos datos, y así lo reconocen la mayoría de las normativas». (Blasco, 2019).

Alcanzaremos la inmortalidad digital

Con este planteamiento no puedo evitar imaginarme el podcast de historia “La Linterna de Diógenes” del Siglo XXII, donde el profesor RoboArkaitz discuta sobre el intercambio de memes (en vez de cartas) que hicieron dos personajes históricos de nuestra era.

Pero es posible que hayamos alcanzado para esa época la inmortalidad digital y vayamos al programa a contarlo nosotras mismas, 200 años después.

Esto que es una de las grandes premisas de la Ciencia Ficción está siendo investigado y financiado en serio por una empresa que se llama Eternime, que al igual que un episodio de Black Mirror pretende hacer un avatar con todos los datos que le proporciones para que tus seres queridos puedan visitarlo. O Nectome que quiere hacer un Backup de tu cerebro (Zárate, 2019). Esta parte me da más mal rollo que ternura.

Porque, ¿Qué parte de tu identidad corresponde a tu identidad digital? ¿Es la imagen que das voluntariamente de ti misma fiable? ¿Acabará siendo un funeral hagiográfico como el de los hombres de estado de esta semana? ¿Servirá  nuestro legado digital para crear replicas zombies futuras de nosotras mismas? Si es así, que mi próxima versión sea más alta y se fusione con Raffaella Carrá.

La vida digital de nuestros seres queridos que desconocíamos

Y por último no puedo dejar de nombrar una de las historias que más me ha conmovido ultimamente ha sido la de unos padres que perdieron a su hijo con discapacidad muy grave con 25 años. (Schaubert, 2019)

Lo peor de la pérdida es que pensaban que había llevado una vida triste y solitaria, ya que había pasado casi todos esos años encerrado en su cuarto. Una vida que no merecía la pena ser vivida.

Y al llegar al entierro vieron un grupo heterogéneo de gente. ¡Sorpresa! Eran sus amigos virtuales que jamás le habían conocido en la vida real.

Resulta que los padres desconocían que su hijo tenía una fuerte identidad digital como jugador de juegos online, y había conseguido gracias a internet relacionarse más allá de su silla de ruedas. Gracias a su avatar había viajado, tenido historias, amigos y novias. Toda una vida plena.

Volviendo atrás en su historial de navegación se dieron cuenta que realmente se habían perdido conocer de verdad a su hijo, que había sido feliz y se sintieron tristes y aliviados a la vez.

Conclusión

Las tecnologías de la información han irrumpido en nuestras vidas y nuestras muertes, tendremos que encontrar nuevas maneras de elaborar el duelo y cuidar a las dolientes. Maneras que prioricen las relaciones humanas frente a la mercantilización del dolor y los datos. Quizás en un año además del ataúd y tanatorio tendremos que pagar porque el legado zombie de nuestros seres queridos no sigan circulando por ahí.
Así que cierro diciendo que aprovechéis para conocer a vuestros seres queridos ahora, antes de que tengáis que hacerlo por su legado digital fragmentado.

Recomendación cultural

No puede faltar un capítulo de Black Mirror, el primero de la segunda temporada donde el personaje había almacenado toda su vida digital para crear una réplica que consolase a su viuda.

Referencias

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